149. Cierto día, cuando su majestad estaba rodeada por varias damas, señalé en relación con algo que ella había dicho: “Hay momentos en que el mundo me exaspera tanto que siento que no podría seguir viviendo en él por más tiempo y desearía desaparecer de una vez. Pero entonces, si recibo buen papel blanco, papel Michinoku o papel blanco decorado, siento que puedo soportar las cosas y seguir por un tiempo más.”(…)
“No hace falta mucho para consolarte –dijo la Emperatriz riendo-. Me pregunto qué tipo de persona era la que observaba la luna en el monte Obasute.”(…)
Algún tiempo después, cuando estaba en mi casa encargada a triviales preocupaciones, un mensajero me trajo veinte rollos de magnífico papel de parte de Su Majestad. “Vuelve enseguida –me escribía-.Te estoy enviando esto por lo que dijiste el otro día. Parece de poca calidad, sin embargo, y me temo que no puedas usarlo para copiar el Sutra de la Longevidad.” Me encantó que Su Majestad se hubiera acordado de algo que yo misma había olvidado por completo.(…)

                                                          Sei Shônagon en El Libro de la Almohada







(...)Vertiginosa la sucesión de imágenes en mi cabeza cansada, las palabras no pueden seguirlas. Curiosa la semejanza de las huellas que encuentran en mi memoria los recuerdos más distintos.(...)








Para que sea comprendido en cuanto mundo del sentido -del 'sentido ausente' o del sentido excrito-, el mundo también debe comprenderse según la apertura cósmica del espacio que nos toca: esta constelación de constelaciones, amasijo o mosaico de miríadas de cuerpos celestes y de sus galaxias, sistemas de torbellinos, deflagraciones y conflagraciones que se propagan con lentitud fulgurante, la velocidad en cuanto inmóvil de movimientos que atraviesan el espacio menos de lo que lo abren y menos de lo que lo espacian a él mismo en sus móviles y sus mociones, universo en expansión y/o en
implosión, red de atractores y de masas negativas, espacio-textura de espacios huidizos, curvos,