Envíos
9 de mayo de 1979
9 de mayo de 1979
(…)
Toda la historia de la techné postal tiende a orillar la destinación a la identidad.
Llegar pertenecería a un sujeto, llegar a “mí”. Ahora bien, una marca, sea cual
fuere, se codifica para convertirse en impronta, así sea un perfume. Y en ese
caso se divide, vale varias veces en una
vez: ya no hay destinatario único. Por eso, por esa divisibilidad (el
origen de la razón, el loco origen de la razón y de principio de identidad), la
techné no llega a la lengua – a lo
que para vos canto.
(…)
Especular – sobre “Freud”
(…)
(Preciso a la pasada: no hay legación sin transferencia. Esto
da a entender también que, si todo legado se propaga en transferencia, no está
en marcha sino en la forma de una herencia de transferencia. Legado, legación,
delegación, difiriencia de transferencia, no está en marcha sino en la forma de
una herencia de transferencia: el analista, y ni siquiera su generación, no
necesita estar “allí”, en persona. Puede ser tanto más fuerte cuanto que no
está allí. Él se envía – y el correo remite. El correo no da ni pide nunca
recibo definitivo por el saldo del giro. Ningún recibo. La liquidación, en la
medida en que la cosa se envía, sigue interminablemente su curso.)
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J. Derrida en la tarjeta postal.