La cuestión política: (1) vacío disciplinario, (2) asunto negado por los que viven conformes, (3) ocupación de políticos profesionales.

Circula desde años una especie de bestiario psiquiátrico internacional que colecciona fábulas (que designa como observaciones empíricas) de miles de criaturas sufrientes. Un compendio clínico que se usa como manual de fácil y rápido manejo. Una taxonomía de los comportamientos de hombres y mujeres que se sienten tristes, ansiosos, aterrorizados, deprimidos, dependientes, impulsivos, insomnes, desorganizados, inseguros, distraídos, irritables, desmemoriados. Un listado de rasgos que hacen distinción en una multitud de pacientes. Una concertación diagnóstica flexible en la que, de alguna manera, encajamos todos. Una bolsa ejemplar en la que entra un poco de todo pero no mucho de cualquier cosa. Un asunto de igualaciones diagnósticas y estadísticas. Un breviario de reacciones que silencian eso inclasificable que en cada uno hace diferencia. Un espectáculo de fijezas que hace olvidar lo que en cada cual provoca sentido. Colecciones de lugares comunes y homogéneos que alisan pasiones que son irregulares. Tal vez, la pregunta por lo singular restituya lo accidental e indecidible. Arrugas caprichosas de subjetividad. También la necesidad de pensar la cuestión política como vacío disciplinario.

Un comentario sobre la sumatoria de características que exhibe el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el DSM IV, de la American Psychiatric Association, para trastornos obsesivos-compulsivos de la personalidad. Los torturadores de Pavlovsky, el oficial de Kafka o la banalidad de Eichmann, pueden incluirse en los dominios fiables de ese casillero. Son personas preocupadas por el orden, la perfección y el control de sí mismos y de los otros, poco flexibles y casi nunca espontáneas, exageradas con las reglas, detalles triviales, protocolos y horarios. Gente interesada más en los aspectos formales que en los objetivos de la actividad que lleva adelante, gente contrariada cuando las rutinas son alteradas por retrasos y otros inconvenientes. Individuos que tienen dedicación excesiva y mucha cuidado y organización, que son respetuosas de la autoridad, que cumplen las normas al pie de la letra, que nos les gusta delegar, que insisten en que todo se haga a su manera, que dan instrucciones pormenorizadas sobre cómo se tiene que hacer cada cosa. Conciencias que suelen ser avaras y egoístas, que temen catástrofes futuras, que con frecuencia son hostiles y agresivas y que siempre viven sumergidas en una sensación de urgencia.



(…)


Boquete:(1) apertura estrecha e irregular, (2) secreto de la fuga.

En un texto sobre vanguardia y comunicación de masas que se llama “Después del pop: nosotros desmaterializamos”, Oscar Masotta expone, en 1967, un artificio planeado. La construcción de una experiencia (EL Helicóptero) para “hablar no a los ojos sino al entendimiento”.

Son las dos de la tarde del domingo 16 de julio, ochenta personas esperan en el hall del instituto Di Tella, mientras las acomodadoras dan instrucciones. La concurrencia se divide en dos, cada participante se acomoda en un micro según el número par o impar que figura en su entrada.

Los horarios se cumplen con rigor (14:30 suben a los coches ubicados en la puerta, 14:40 parten los pares; 14:45, los impares).Los vehículos tienen diferentes destinos. Unos se dirigen a un teatro (Theatrón) situado en el subsuelo de una galería ubicada en Santa fe y Pueyrredón, los otros a la estación Anchorena del ferrocarril (en ese momento abandonada) que está a la altura de Martínez.

Durante el viaje, las acomodadoras insisten en el estricto respeto de los tiempos. Los primeros bajan en la puerta de la sala, para volver a partir a la s 15:25 con destino a la estación de la zona norte.

En el teatro todo es confuso, desordenado, simultáneo, yuxtapuesto. El público ingresa en la sala oscura, suena una batería, sobre una pared se proyecta un film en el que una figura vendada se contorsiona y se agita con violencia para liberarse de las ataduras, una actriz en vivo repite superpuesta en la improvisada pantalla contorsiones semejantes a las del personaje de la película. Mientras tanto , los que viajan directamente a la estación, una vez en el lugar deben esperar el arribo del helicóptero a las 16 horas (que volará cinco minutos sobre ellos) y la llegada, posterior, del otro grupo.

La actividad sigue un preciso diseño de horarios: las cuarenta personas del teatro, luego conducidas a la estación, llegan tarde, está previsto que no puedan ver el helicóptero. Explica Masotta: “Pero esta ´llegada tarde´ está planeada, lo que daba a la secuencia de acontecimientos su carácter de ´exepcional´; en la vida cotidiana se llega tarde contra la propia voluntad o por accidente. Aquí, al revés, la llegada tarde era una ´necesidad´ de la estructura planeada”.

Son engañados: se los hace apurar para nada. Un artificio de distracción, tardanza, emboscada, deja ver un boquete de tiempo. Hendidura de un acontecimiento siempre en fuga. Explica Masotta: “El Helicóptero, por su parte, también respondía a un fin estratégico: robarle a la mitad de la audiencia la visión directa del helicóptero para hacérsela recuperar únicamente por el relato oral de quienes lo habían visto”.

Al final, todos se reúnen: unos estuvieron en el sitio en el que otros no estuvieron. Asisten a la narración oral de una ausencia: cada uno cuenta a otro lo que no pudo ver para que un semejante, a su turno, le narre lo que no pudo presenciar. Masotta explica así esa circunstancia:”construir, por la reciprocidad de los relatos, la historia del grupo, es decir, su memoria unitaria, y en consecuencia al grupo mismo, como unidad social.”

Contar a otro algo que no pudo ver. La unidad imposible como contrato de miradas. Explica Masotta:”El Helicóptero invertía la idea de simultaneidad como desorden: al proponer dos situaciones simultaneas en el tiempo pero aisladas y separadas en el espacio, mostraba la simultaneidad como constituyendo la base de la comunicación y del lenguaje. La imagen de dos o más acontecimientos produciéndose al mismo tiempo sólo arrastra una estética del desorden y del bombardeo si esos acontecimientos son producidos en un mismo recinto”.

La acción Masotta dice sobre el poder productor de estructuras, invisibles en la vida cotidiana, reveladas, ahora, por la instalación (horarios, simultaneidad, distancias, llegada tarde buscada). Sugiere que nunca se tiene relación directa con la experiencia. La situación total (si algo así existiera) es una ficción hecha de relatos innumerables. Habitamos narraciones de circunstancias en las que no estuvimos, en las que nunca estaremos, incluso habitamos el relato de circunstancias en las que sí estuvimos. Puedo decir que estuve en un sitio cundo mi estadía se vuelve relato requerido por otro.


Marcelo Percia. Inconformidad, arte política psicoanalísis.