Las sociedades vegetales, animales y humanas se aclimatan a los cambios, a las revoluciones, a las rebeliones, a las anarco-revueltas, y la crueldad del sistema lo convierte en norma y a veces en ley, y convoca a todos los excluidos, ex-céntricos y excomulgados a la fiesta, y reglamenta la acogida de los esclavos y los incluye en la lista de los invitados. Debe reunir, quizá por momentos, el sistema de regulación homeostática, como en una comunidad de abejas, como en un formicario. Luego se verá. Las pasiones humanas son un desbloqueo momentáneo de los sistemas, se dan siempre a ratos. Y luego se verá la catástrofe. Y luego la redención. Y luego se verá.

El proceso de devenir-animal es aquello que lo hace devenir, sin principio ni fin, no es una meta evolutiva, siempre es la acción de producirse animal, no su resultado. El devenir-ser animal fue bien captado por la filmografía a través del ensamble de montajes de tomas secuenciales y superpuestas. El devenir es eso, un devenir  sin término, siempre está deviniendo. El devenir-animal se confundía con el hombre y con el lobo, era otra especie singular pero ya no interesa el proceso (el hombre-lobo no era “hijo” de una cópula infernal, sino la alianza por contagio de la ferocidad y la matanza, quizá la venganza). No es evolutivo ni por filiación o progenie. El hombre deviene animal a favor de la guerra, por la crueldad situada, por su encierro en los territorios de la ciudad-zoológico, desde el espacio limitado de la jaula de la mujer-pantera a la que siempre vuelve, espacio municipal, al espacio gubernamental de la pampa, como el lobisón. Allí pareciera pensar, la posición extática, y la cámara siempre lo capta así, como en un momento de reflexión ¿Piensa como depredador triunfante o como presa hostigada? En el sistema de predación todo es reversible, la presa actual se convertirá en el depredador del futuro, el devenir-esclavo “superando” su ser siervo se transformará, ya sea por coaptación-parasitismo-o por asimilación-transformismo animal-, en amo. Y luego quizá, en amo del amo. Y así sucede en la historia animal y humana. Pero si el animal piensa, no piensa como el hombre sino contra el hombre. ¿Qué piensa el animal sea este caballo…de Troya o de los caballos asesinados en la novela de Saer: Nadie Nada Nunca como verdaderos sujetos humanos en su depredación, o sea albúmina o aminoácido, de Deleuze? ¿Qué piensa el caballo de Juanito de Herr profesor Freud?¿Qué piensa  la garrapata de Michel Serres? Si pensamos que el pensamiento es encontrar un desenlace a los problemas de la vida y de la invención de un dato como el de la afección, podríamos creer –en el registro de la medición humana- que los animales admitieran una posición inteligente y el hombre una posición errada. ¿No dice la sabiduría que el hombre es zoonpolitikon o animal racional, y la doxa que el hombre es el único animal que tropieza en la misma piedra?

Nicolas Rosa en Cosas, animales, discursos.