149. Cierto día, cuando su majestad estaba rodeada
por varias damas, señalé en relación con algo que ella había dicho: “Hay
momentos en que el mundo me exaspera tanto que siento que no podría seguir
viviendo en él por más tiempo y desearía desaparecer de una vez. Pero entonces,
si recibo buen papel blanco, papel Michinoku o papel blanco decorado, siento
que puedo soportar las cosas y seguir por un tiempo más.”(…)
“No hace falta mucho para consolarte –dijo la Emperatriz
riendo-. Me pregunto qué tipo de persona era la que observaba la luna en el monte
Obasute.”(…)
Algún tiempo después, cuando estaba en mi casa
encargada a triviales preocupaciones, un mensajero me trajo veinte rollos de
magnífico papel de parte de Su Majestad. “Vuelve enseguida –me escribía-.Te
estoy enviando esto por lo que dijiste el otro día. Parece de poca calidad, sin
embargo, y me temo que no puedas usarlo para copiar el Sutra de la Longevidad.”
Me encantó que Su Majestad se hubiera acordado de algo que yo misma había
olvidado por completo.(…)
Sei Shônagon en El Libro de la Almohada